Aunque muchos me conocen simplemente como “la vecina de Cristina”. Vivo en el edificio de Juncal y Uruguay, justo un piso arriba de donde reside la expresidenta. Desde mi balcón colgué varias banderas con consignas republicanas porque, para mí, la justicia independiente y la democracia no son negociables.
Todo comenzó un día cualquiera, cuando estaba en casa con Leandro, un amigo al que le alquilo una habitación. Le comenté que tenía un pedazo de bandera enorme y que quería colgarlo en el balcón, a modo de moño, para alguna fecha patria. La idea nos entusiasmó y así nació la primera bandera. Luego, con mis amigas Dolores, Luján y Mónica, decidimos hacer otra. Comprar una ya hecha era demasiado caro, así que nos pusimos manos a la obra en casa, dándonos máquina como las damas mendocinas que cosían uniformes para San Martín.
Nunca fui afín al kirchnerismo. Fui fiscal de Juntos por el Cambio en las últimas elecciones y voté por Javier Milei. Pero lo mío no es solo por un partido o un político en particular, sino por la república. De hecho, quise ir a Dolores a apoyar a Mauricio Macri, pero mi auto se rompió antes de salir.
Pese a la notoriedad que tomó todo esto, no tengo miedo. Soy una vecina más. No soy alguien como el fiscal Nisman, que tenía información clave. ¿Qué daño podría hacer yo? En todo caso, él era un blanco concreto.
En cuanto a Cristina, no me la crucé muchas veces. En los últimos dos años, habremos coincidido solo dos veces. La primera, venía con una amiga y le dimos el paso. La segunda, fui yo quien salió del ascensor y ella tuvo que correrse. La saludé, pero no me respondió.
No tengo nada en particular que decir sobre ella como vecina. Es muy medida. No hay un despliegue policial exagerado, aunque sí tiene su equipo de seguridad, lo cual es lógico. Alguna vez la escuché hablar fuerte, pero nunca gritar. Una vez incluso la oí retar a Máximo, pero con tono de madre.
Mucha gente cree que la bandera es solo contra ella, pero no es así. Cristina no se instaló sola en el poder. Hubo quienes la acompañaron, quienes no se le plantaron y quienes la votaron.
Todo esto nació en la pandemia, con el encierro y la angustia que trajo consigo. Nunca la voté, y seguramente nunca lo haré.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Ximena de Tezanos Pinto, 55 años, dos veces divorciada y madre de cuatro, es “la vecina de Cristina”.
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Morbi volutpat justo sed efficitur cursus. Mauris fringilla quam vitae.
Nam ut consequat enim. Fusce tempor tempus ligula eget volutpat. Donec ullamcorper, nisl eu sodales auctor, ligula odio aliquet purus, a mattis tortor urna et tellus. Quisque est arcu, faucibus eget urna quis, tincidunt venenatis odio. Aenean bibendum diam sit amet sapien.